lunes, 15 de octubre de 2007

CHE Vuelve a Ganar Otro Combate*

Lean bien este nombre: Mario Terán. Mañana nadie lo recordará, como ya le ocurrió hace cuatro décadas, cuando lo convirtieron en noticia. Pero ahora solo les pido que al menos por un instante graben bien este nombre en las memorias, para que nadie olvide y todos juzguemos.

El hijo de este señor se presentó en el periódico 'El Deber', de Santa Cruz, en Bolivia, con el ruego de que publicaran una nota de agradecimiento a los médicos cubanos que habían devuelto la vista a su anciano padre, tras intervenirlo quirúrgicamente de cataratas, mediante la Operación Milagro, un verdadero milagro.

El padre de este boliviano agradecido es Mario Terán. A los que tenemos más edad, puede que el nombre nos suene a haberlo escuchado antes. Los jóvenes quizás jamás hayan oído hablar de él.

Mario Terán fue el suboficial que asesinó al Comandante Ernesto Che Guevara el 9 de octubre de 1967, en la escuelita de La Higuera.

Al recibir la orden de sus jefes, tuvo que acudir al alcohol para llenarse de valor y poder cumplirla. Él mismo narró después a la prensa que temblaba como una hoja ante aquel hombre a quien en aquel momento vio 'grande, muy grande, enorme'.

Che, herido y desarmado, sentado en el piso de tierra de la humilde escuelita, lo observó vacilante y temeroso, y tuvo todo el coraje que le faltaba a su asesino para abrirse la raída camisa verdeolivo, descubrirse el pecho y gritarle: 'No tiembles más y dispara aquí, que vas a matar a un hombre '

El suboficial Mario Terán, cumpliendo órdenes de los generales René Barrientos y Alfredo Ovando, de la Casa Blanca y de la CIA, disparó sin saber que las heridas mortales abrían huecos junto a aquel corazón para que continuara marcando la hora de los hornos.

Che ni siquiera cerró sus ojos después de muerto, para seguir acusando a su asesino.

Mario Terán, ahora, no tuvo que pagar un solo centavo por haber sido operado de cataratas por médicos cubanos en un hospital donado por Cuba e inaugurado por el presidente Evo Morales, en Santa Cruz.

Anciano ya, podrá volver a apreciar los colores del cielo y de la selva, disfrutar la sonrisa de sus nietos y presenciar partidos de fútbol. Pero seguramente jamás será capaz de ver la diferencia entre las ideas que lo llevaron a asesinar a un hombre a sangre fría y las de este hombre, que ordenaba a los médicos de su guerrilla que atendieran por igual a sus compañeros de armas que a los soldados enemigos heridos, como siempre lo hicieron en Bolivia, al igual que antes lo había hecho en las montañas de la Sierra Maestra, por órdenes estrictas del Comandante en Jefe Fidel Castro.

Recuerden bien este nombre: Mario Terán, un hombre educado en la idea de matar que vuelve a ver gracias a los médicos seguidores de las ideas de su víctima.

A cuatro décadas de que Mario Terán intentara con su crimen destruir un sueño y una idea, Che vuelve a ganar otro combate. Y continúa en campaña.

*Agradecimientos al c. Ramiro, que desde Cuba nos envía este artículo.

Hasta Siempre Comandante



El credo del Che


El Ché Jesucristo
fue hecho prisionero

después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara

una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2

y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.


Imágenes finales del Che - Las últimas fotos...

Pacho O’Donnell - El 8 de octubre de 1967 Ernesto El Che Guevara es herido y apresado por los rangers bolivianos entrenados por los boinas verdes norteamericanos. El capitán Gary Prado, el jefe del batallón, lo conduce hasta el pequeño poblado de La Higuera, donde es encerrado en su escuelita, junto con Willy Cuba, un valiente guerrillero boliviano que prefirió permanecer junto a El Che en vez de intentar el escape.

No tardará en llegar la orden de La Paz: El Che debe ser asesinado. Quien se encargará de dicha tarea es el sargento Mario Terán, elegido al azar por el coronel Zenteno entre los siete suboficiales presentes.

Che Guevara
La escuelita. Ernesto El Che Guevara, herido y apresado por rangers bolivianos -que fueron entrenados por boinas verdes estadounidenses- es llevado al pequeño poblado de La Higuera, donde es encerrado en su escuelita. Se lo ve casi de perfil, con las manos atadas. Faltaba poco para que fuera asesinado, cumpliendo la orden dada por el gobierno de La Paz. (Clarín. Bs. As. Argentina.)

Federico Arana Serrudo era, en aquel octubre de 1967, Jefe de la G2, Inteligencia Militar del Estado Mayor boliviano. Hace pocos meses se dieron a conocer en Colombia fotografías que estuvieron en su poder a lo largo de los años transcurridos desde la tragedia de La Higuera. Son documentos de inmenso valor historiográfico. Dos de ellas muestran a El Che vivo, dentro de la escuelita. En una de ellas se lo ve casi de perfil sentado con las manos atadas.

La otra nos da un impresionantemente nítido primer plano de su rostro que conmueve por la expresión de serena intensidad en quien ya se sabía condenado.

Ché Guevara
“Cuando el piloto disparó su cámara en ese lugar humildísimo, el ‘Che’, rodeado de enemigos, en el más absoluto desamparo, herido de bala, habiendo escuchado cómo se asesinaba al heroico Willie Cuba en la habitación de al lado, mostró que sí es verdad, como escribió Sartre, que “la vida no es más que un chispazo entre dos tinieblas”. El único sentido de la misma es lograr que ese chispazo se vuelva una llamarada que perdure en las retinas de las mujeres y los hombres de buena voluntad, cualquiera sea su ideología”. (Fotografía y texto tomado del Diario El Comercio. 13 abril 2006).

Otras tres fotos lo muestran desangrándose sobre el piso, pocos segundos después de su muerte, junto a uniformados con fusiles en sus manos. Una de ellas parecería reflejar el momento del tiro de gracia, quizás a cargo de Terán, su verdugo.

Otra de las fotos que en un dramático primer plano refleja la expresión de Guevara luego de ser ametrallado nos interroga acerca de su milagrosa conversión en el maravilloso rostro del Cristo yacente en la lavandería de Vallegrande.

Es muy interesante también aquella en la que aparece sobre una camilla con los ojos cerrados, confirmando que fue el viento del trecho aéreo entre La Higuera y Vallegrande quien se los abrió y fijó esa mirada que inmortalizó el fotógrafo Freddy Alborta. Por fin está también documentado el cadáver de Guevara atado al patín del helicóptero.

Ché Guevara II
Verdugos. Guevara, desangrándose sobre el piso, segundos después de haber sido ametrallado. En la foto aparecen dos uniformados, con fusiles en las manos. Parecieran reflejar el momento del tiro de gracia, quizá a cargo del sargento Mario Terán, su verdugo, quien fue elegido al azar entre siete suboficiales. (Clarín)

Ché Guevara muerto
El cadáver. Otro soldado observa y toca el cadáver de El Che. Su cuerpo, tirado en el piso, está bajo una inmensa mancha de sangre. Algunas de estas fotos fueron tomadas por el piloto del helicóptero que transportó a integrantes del grupo que participó de la muerte de Ernesto Guevara. Entre ellos, el agente de la CIA, Félix Rodríguez, quien decía ser capitán del ejército boliviano. (Clarín. Bs. As.)

¿Cómo llegaron dichas fotos a poder de Arana? En el helicóptero que se dirigió desde Vallegrande hacia La Higuera para transportar muertos y heridos en la postrer batalla del Churo sólo cabían dos personas. El coronel Joaquín Centeno Anaya, Comandante de la 8ª. División, decidió dejar en tierra al Jefe de Inteligencia de su división, el coronel Arnado Saucedo Parada, y en su lugar embarcó al agente de la CIA, Félix Rodríguez, escudado en la falsa identidad de capitán del ejército boliviano Félix Ramos quien tendría una activa participación en la muerte del revolucionario argentino. Saucedo encarga entonces al piloto, mayor Niño de Guzmán, que tome fotos de El Che vivo y para eso le entrega su cámara.

En su libro Shadow Warrior (Guerrero de la sombra) Rodríguez contará que abrió al máximo el objetivo de dicha cámara para velar sus fotos y para que fueran sólo las suyas, es decir las de la CIA, las que dieran cuenta de lo que allí sucedía.

Cadáver del Ché
Ojos abiertos. Primer plano del revolucionario argentino ya muerto. Tiene los ojos abiertos. ¿Por qué? Dicen que fue el viento del tramo aéreo entre La Higuera y Valle Grande el que se los abrió. Esta mirada fue inmortalizada por el fotógrafo Freddy Alborta (Clarín)

Pero el piloto llevaba consigo una cámara personal con la que tomó algunas fotografías, que son las que hoy reproducimos. Advertido, Félix Rodríguez exige al coronel Centeno que decomise dicho material. Siguiendo la línea jerárquica el rollo sin revelar va a parar al general Ovando, Comandante en Jefe del Ejército boliviano, quien luego lo depositará en las oficinas de Arana Serrudo en La Paz.

Ícono revolucionario

El rebelde argentino Ernesto ‘Che’ Guevara fue ejecutado en la localidad de Higuera, en Bolivia, el 9 de octubre de 1967. Luego de su muerte, se convirtió en un ícono de los movimientos de izquierda del mundo

En 1966, desde Cuba partió rumbo a Bolivia, convencido de que era el país sudamericano que mejores condiciones ofrecía para una revolución socialista. Pero allí halló la muerte.

Helicóptero traslada el cadáver del Ché
El helicóptero. El cuerpo de Guevara, atado al patín del helicóptero. Voló de La Higuera a Vallegrande. (Clarín)